Nombrar vs. PsicopatoloGizar
¿Te sirve saber qué le pasa a tu hijo/a y poder ponerle nombre o te asusta más de lo que te ayuda? ¿Te has parado a preGuntar por qué? ¿El problema es la palabra o lo que siGnifica para el mundo y para ti?
Desde Gabla hoy queremos compartir una reflexión sobre un tema que, en mayor o en menor medida, creemos que puede afectarnos a todos y a todas: ponerle nombre a una dificultad, problemática, sintomatoloGía, malestar vs. (psico)patoloGizar, etiquetar, enfermar, a la persona que tiene que carGar con esa mochila. Si me permitís, me explico.
Como psicóloGa he recibido formación concreta, específica y explícita sobre psicopatoloGía, sintomatoloGía, etiquetas diaGnósticas y todo el abanico consecuente de palabros que se os hayan podido venir a la mente tras esos términos. Creo que puedo afirmar que nunca me sentí cómoda hablando así, pero también asumo que la sensación de “control y capacidad” que te da como profesional de la salud poder analizar, medir y etiquetar una serie de experiencias que aparecen en libros y se reproducen en la realidad es bastante fuerte. Te sientes médico/a. Claro, es que eso es lo que hacen los y las profesionales de la medicina, enfermería o cualquier otra rama de la salud.
¿Por qué en salud mental esto está tan castiGado?
Responder a esta preGunta pasaría por analizar el modelo biomédico y capacitista en el que se sustenta nuestra sociedad y, por ende, nuestro sistema educativo, de investiGación y de atención. También pasaría por asumir (y me da iGual que el avance sea tanGible, aún no es suficiente) que la salud mental siGue activando en tu cabeza la palabra “locura” y que ésta siGue considerándose como alGo tabú, que asusta y que es mejor ocultar, no mencionar y aislar. Y, finalmente, pasaría por sumar ambas ideas: el sistema se basa en etiquetas para clasificar la realidad y, con ello, los malestares, pero cuando esto hace referencia a salud mental todo suena peor y asusta más.
No teniendo espacio para explicar las dos premisas anteriores (al menos en este post) pero pidiéndoos que las recojáis como válidas para continuar leyendo, lleGa lo que al Equipo Gabla nos interesa tratar:
DiaGnosticar a nuestros niños y niñas pequeños/as
SeGún mi experiencia profesional y personal en el trato con familias e infancia (aprovecho aquí para mencionar el post sobre Niños/as de Alta Demanda de @educarencalma que tanto debate suscitó en su momento), tarde o temprano se da alGún caso en el que el desarrollo de alGún peque no va bien. Cuando esto sucede, pueden aparecer diferentes realidades:
- Familias que asumen, participan de forma activa y ayudan a encontrar qué pasa, poniendo el foco en el bienestar del pequeño/a, ya que se ve que alGo está impidiendo un crecimiento o desarrollo esperado.
- Otras familias que nieGan toda esa realidad.
- O familias que se encuentran en el punto medio, esa ambivalencia y frustración emocional en la que ves que alGo pasa pero no quieres asumirlo, probablemente por miedo propio y por el/la pequeño/a, pero también por creencias y vivencias personales.
Teniendo en cuenta que en las tres situaciones hay dos partes: la familia y el pequeño/a, creo que es fácil ver en cuál de ellas se está, al menos intentando, poner al niño/a en el centro porque es su bienestar y su desarrollo lo que se está priorizando. NeGar una realidad, no la va a hacer desaparecer. Verbalizarla, buscar ayuda y descubrir qué está pasando, tampoco. Pero sí que hará avanzar.
Y es que, ponerle nombre a alGo, a pesar de que el camino para lleGar a ello pueda ser más o menos difícil (todos y todas tenemos nuestra mochila de experiencias), normalmente suele ayudar.
Como adultos/as, somos los y las encarGadas de hacer eso por nuestros pequeños/as mientras siGan siéndolo, pues ellos no pueden solos/as. Esto también es cuidado parental.
Es por eso que cuando ante situaciones como la mencionada se nos activa alGo en nuestro interior que nos incomoda, normalmente esta alarma suele ser alGo más nuestro que del pequeño/a o de lo que le esté pasando. Tener miedo y estar preocupados/as es normal, y me atrevería a decir que hasta sano. Un papá o mamá que se aventura a descubrir qué es lo que le pasa a su pequeño, no deja al miedo de lado, camina con él porque prioriza a su pequeño. Lo que realmente paraliza, provoca evitación o neGación suele ser alGo más profundo y personal.
Esto no quita que las palabras, los términos, sean importantes. Sabemos y creemos que pueden hacer mucho daño y también ser de mucha ayuda (pues lo que no se nombra no se ve y lo que no se ve no existe), siempre dependiendo de la intención que se haya de ellas. Por ello, apostamos por la idea de que en casos como éste, cuando la realidad es que alGuien está sufriendo o tiene una dificultad, suelen ser lo más superficial o simplemente la punta de iceberG más Grande.
El debate sobre etiquetas, patoloGías, diaGnósticos está abierto (y ojalá debatamos siempre más).
Existen diversidad de ejemplos de relatos en primera persona (y asociaciones y colectivos activistas dentro y fuera de nuestro país) que cuentan cómo ponerle nombre a lo que pasaba ayudó. Cómo simplemente fue un puente para el cambio y entendimiento. O cómo no sirvió para nada, o incluso para sufrir más. Cada persona, con su vivencia, descubrirá lo que mejor le vaya. Ya verá el/la niño/a cuando crezca lo que le va mejor a él/ella. Lo que es común en todos los casos es que el primer paso para el cambio es la aceptación de la realidad y que, mientras nuestros hijos/as sean niños/as, esta aceptación de su realidad se inicia en nosotros/as como adultos/as cuidadores/as. Le ponGamos un nombre técnico o no a lo que sea que esté pasando.
Así pues, respondiendo a la preGunta con la que iniciábamos el post planteamos otra preGunta:
¿El problema es descubrir que un niño/a pueda tener comportamientos o necesidades que concuerdan con los términos Alta Demanda, Espectro Autista, TDAH… o XXXX? ¿O el problema son las creencias, connotaciones, vivencias asociadas a esos términos? ¿Y el miedo, cuánto de miedo hay en ti?
Desde Gabla te Gabrazamos, te invitamos a pedir ayuda a profesionales que verdaderamente entiendan tu realidad y, como siempre, a que te cuides. Como personas Grandes les debemos a los niños y las niñas un cuidado, pero éste tiene que iniciarse en nosotros/as. Y esto es alGo que no siempre nos han enseñado…
Por todo ello, la recomendación de hoy para Grandes y pequeños/as es el libro “Quiero ser siempre princesa” de la Gran Beatriz Cazurro. Este libro precisamente pone de relieve la importancia de la aceptación de nuestro mundo interior para no dejar nunca de ser quienes somos.
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Además, sobre la temática que hemos hablado hoy, tiene alGún post. PsicóloGa que divulGa a través de palabras e ilustraciones, os animamos a visitar su perfil de InstaGram (@beatrizcazurro) que no os dejará indiferentes…
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